Mucho se habla y se ha hablado sobre el azúcar blanco, sobre su uso y su abuso.
La industria alimentaria lo utiliza como conservante, para mejorar el sabor y como no para “enganchar” ya que se ha demostrado el gran poder adictivo que puede tener el azúcar.
Antes se defendía su consumo como necesario para el cerebro, porque proporciona energía y glucosa de manera inmediata, pero numerosas investigaciones han demostrado lo malsano que es para la salud y todos los problemas derivados de un consumo excesivo, como la obesidad, enfermedades cardiovasculares, etc…
Es cierto que el cerebro y las células necesitan energía, gasolina para funcionar y esta se la proporcionan los carbohidratos, que ya se encuentran en la mayoría de los alimentos sin necesidad de añadir azúcares.
Pero como nos gusta el dulce y es muy difícil suprimirlo del todo, afortunadamente hay alternativas al azúcar blanco bastante más saludables, como es el azúcar de coco, del que vamos a hablar aquí.
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Cómo se obtiene el azúcar de coco
El árbol del coco o lo que es lo mismo la palmera cocotera (Cocos nucifera) que hoy podemos encontrar desde El Caribe hasta el Océano Índico o el Pacífico, ya era una planta bien conocida desde tiempos lejanos por los pueblos indígenas que explotaban sus numerosas cualidades medicinales y nutricionales.
Hoy se extrae de ella con fines comerciales, su aceite, su leche, por supuesto su fruto y ahora también su azúcar.
Lo más lógico es pensar que el azúcar de coco proviene del coco, pues no. Se obtiene de la savia que se extrae de las flores de la palmera.
Este néctar se somete a un calor moderado, en el sistema más tradicional producido con leña de cáscara de coco, hasta que se evapora toda la humedad y se obtiene una consistencia sólida.
Lo mejor de este proceso, muy poco invasivo, es que el producto que se obtiene es integral, sin perder casi nada de vitaminas ni minerales, con lo que tenemos un azúcar que alimenta.
Cualidades nutricionales del azúcar de coco
Las cualidades nutricionales del azúcar obtenido no son pocas.
Es rico en fósforo, magnesio, zinc y vitaminas del grupo B.
Tiene un índice glucémico* bajo (35), en contrapunto con el del azúcar blanca (60) lo que lo hace apto para diabéticos.
Como todos los azúcares aporta energía mejorando el rendimiento intelectual, per gracias a una sustancia llamada inulina, la glucosa se absorbe lentamente lo que proporciona energía durante más tiempo y evita los picos de glucosa.
Reduce los niveles de colesterol.
También nos aporta fibra, que ya sabemos lo importante que es para el buen funcionamiento de los intestinos, favoreciendo así la absorción de minerales y vitaminas.
Porqué es mejor que el azúcar blanco
Pero no nos engañemos el azúcar de coco es un azúcar, con todas sus calorías, unas 400 Kj por 100 g, además también tiene sacarosa, fructosa y glucosa, en una proporción menor, por lo que su consumo siempre debe ser moderado.
Ahora ¿porqué es mejor el azúcar de coco que el azúcar blanco refinado?
Pues porque como ya te he comentado en los puntos anteriores es un alimento rico en nutrientes, al contrario que el azúcar blanco al que se ha eliminado todo lo bueno y se considera un alimento “vacío”.
El azúcar blanco es un producto muy refinado al que se ha desprovisto de toda su fibra, sus minerales y vitaminas, solo le han dejado lo malo, las calorías. Cuando tomamos azúcar el cuerpo la transforma directamente en glucosa, sin casi ningún esfuerzo pasando directamente al torrente sanguíneo, por eso es energía rápida, pero esto es peligroso porque produce picos de insulina que provocan los típicos bajones o subidones de azúcar.
El azúcar de coco, al contrario, es un producto integral, un hidrato de absorción lenta que nuestro metabolismo tiene que procesar, por lo tanto “trabajar” para transformarlo, en este proceso el propio cuerpo quema calorías, por eso los productos integrales ayudan a mantener el peso, aparte de aportarnos un mayor número de nutrientes.
Su uso en la cocina
El azúcar de coco, no sabe a coco, porque como te comenté se obtienen de la savia de las flores, por lo tanto no altera el sabor.
Su sabor es muy rico, recuerda al caramelo o al sirope y su uso es exactamente igual que el del azúcar integral.
Úsalo para endulzar cualquier postre o bebida igual que usas el azúcar blanco o el integral. Sólo tienes que sustituirlo en las recetas por la misma cantidad indicada.